Redhead se preguntó si Arciniegas Gil habría ido a morir a Buenos Aires.
Hay quienes eligen, con callada determinación, el escenario de su último acto.
Buenos Aires, 1806. Un forastero irrumpe sin invitación. Es la velada que celebra la
presentación en sociedad de Sofía López de la Fuente, y Arístides Arciniegas Gil, un
oscuro comerciante llegado del Perú, viejo conocido de la familia, que nunca debió
regresar, aparece sin haber sido invitado. Días después, con la ciudad sitiada por los
ingleses, su cuerpo aparecerá sin vida en una posada. Lo que parece una muerte
natural se revelará como un asesinato: ha sido envenenado.
Convocado para certificar el deceso, el doctor Samuel Redhead se ve envuelto en
una pesquisa marcada por el silencio y la sospecha. Las calles, bajo toque de queda,
se vuelven laberintos de sombras; los salones, antes resonantes de música y
promesas, se tornan cómplices mudos de secretos largamente enterrados. Y
mientras las pistas lo conducen hacia la verdad, Redhead deberá también enfrentar
la suya: entre los invasores ha llegado alguien cuyo lazo con él amenaza con quebrar
el pacto de lealtad más sagrado.
Con una prosa sutil y envolvente, Mercedes Giuffré entrelaza el misterio de un
crimen con los estertores de una ciudad en guerra. En la hora en que los criollos se
alzan contra los británicos, también caerán las máscaras, y el peso de la verdad se
volverá insoportable para quienes aún crean que es posible eludirla.
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