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16,63 €BibliomanÃa: «Pasión de tener muchos libros raros o los pertenecientes a tal o cual ramo, más por manÃa que para instruirse». Diccionario de la Lengua Española. He aquà la historia de un viejo y peculiar coleccionista de libros, en la Norteamérica de finales del siglo XIX, rodeado de personajes tan singulares como entrañables: sus amigos, el juez Methuen y el doctor OÆRell; su hermana, la señorita Susan; sus amores de juventud, Captivity Waite, Fanchonetteà Una novela repleta de humor, encanto e inteligencia sobre los deleites, aventuras y desventuras de la bibliomanÃa. Pero también sobre la alegrÃa de vivir, contagiosa en todas sus páginas. «Cuando el juez Methuen tiene ganas de chanza y quiere reÃrse de mÃ, me pregunta si he olvidado la época en la que estuve poseÃdo por un espÃritu de renovación y juré solemnemente no comprar más librosà Mi relación con los libreros cubre un perÃodo tan largo y ha sido tan Ãntima que incluso en medio de una vasta multitud, no tendrÃa dificultad en determinar quiénes son libreros y quiénes no. Porque, al tratar con los libros, llega un momento en que estos hombres acaban pareciéndose a su mercancÃa, no sólo en su aspecto sino también en su conversación. Mi librero ha habitado tantos años en su rincón que habla al estilo antiguo y tiene el aspecto sencillo y atractivo de una antigua y sólida encuadernación; y para deleite de los entendidos en olores, desprende ese aroma a moho y tabaco combinados que al verdadero bibliófilo le resulta más agradable que todos los perfumes de Arabia. He estudiado el oficio con tanto interés que con sólo clavar la vista en un librero puedo decir con certeza qué tipo de libros vende.»La novela que inspiró La librerÃa ambulante y La librerÃa encantada. Un clásico de la literatura humorÃstica norteamericana y del amor por los libros, traducido por primera vez al español.Eugene Field nació en 1850 en Saint Louis y murió en 1895, a los cuarenta y cinco años, en Chicago. Famoso por sus textos para niños (él mismo tuvo ocho hijos), sus poemas siguen leyéndose aún hoy en muchas casas y escuelas de Estados Unidos. Eugene fue un reputado periodista, especializado en columnas y crónicas llenas de humor y detalles costumbristas. Al publicarse por primera vez Los amores de un bibliómano, su hermano Rowell escribió estas palabras: «Era un infatigable coleccionista de libros, y poseÃa una biblioteca tan valiosa como interesante, que contenÃa volúmenes obtenidos sólo a costa de gran sacrificio personal, asà que comprendÃa perfectamente ese trastorno llamado bibliomanÃa, y conocÃa el aspecto medio trágico, medio humorÃstico de esta incurable enfermedad. La columna periodÃstica que escribió casi a diario durante doce años incluÃa muchas veces pÃcaras indirectas y burlas cariñosas contra aquellos de sus infelices compatriotas que, a través de él, se habÃan hecho famosos por su devoción a las viejas estanterÃas y las subastas».