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7,89 €Un libro profundamente celebrador. Un canto a los seres tocados por la gracia, capaces de transfigurar la realidad más sencilla en la más sublime.En Fernando Plata tenemos a un joven poeta cuyo apellido ya indica cierta voluntad alquÃmica, pues concibe la poesÃa como transfiguración del sujeto o el objeto, pero desde la pura vigilancia de la conciencia. Y lo que más le importa es reflejar el encanto de la vida y del mundo, en poemas llenos de fuerza y con una dicción hÃmnica y de fe en esas criaturas del mundo órfico, los altos a los cuales dirige sus himnos. Dotado de profunda imaginación, escribe una poesÃa visionaria, sometiendo a sus imágenes a una idea rectora, de tal modo que el sentido preside la expresión. Sus ideas de orden proceden de Wallace Stevens, poeta de la imagen no surrealista, pero sà fantasiosa y plena. A Stevens y a Jorge Guillén los celebra como maestros, y su odisea mÃstica está atravesada por el amor y la necesidad de la música. Como señala su prologuista y mentor, José Luis Rey, «Fernando Plata escribe una honda poesÃa espiritual y nos la entrega como quien ha seguido de cerca al sol hasta la caÃda de Faetón, para volver a alzarse en brazos de los altos, los seres mágicos y órficos en los cuales la poesÃa se ha cumplido en plenitud. Y esa plenitud es garantÃa de salvación. En este primer libro, un libro de himnos para el siglo XXI, el muchacho vigÃa de la Costa da Morte, con una poesÃa situada en el lÃmite entre canto y eternidad, ambiciosa y a la vez humilde, nos regala una verdadera aventura del espÃritu».